LOS DERECHOS HUMANOS EN COLOMBIA
Por: Oscar Sabogal y Paulina Mendieta
A
cerca de 23 años de la promulgación de la constitución política de Colombia y donde
en su articulado y demás disposiciones, se plasman los anhelos de la
construcción de una sociedad justa, equitativa, en paz en la cual prevalezcan
por encima de todo los Derechos Humanos, los Derechos de los niños, los
Derechos de la mujer, y el respeto a la naturaleza, hoy parece que todo ese
anhelo se quedo en la palabra escrita; se quedo en el discurso.
Así
es que en la actualidad, la sociedad colombiana se encuentra inmersa en una
profunda crisis a toda escala: ética, económica, cultural, política y social.
Una crisis que tiene su origen en la imposición del concepto filosófico
ontológico del ser, pensamiento que nos llegó por los aconteceres históricos de siglos que entre las sociedades perduró desde
la Grecia Antigua.
No
es de extrañar entonces, que los grupos que se han hecho con el poder en
Colombia, utilicen todo tipo de maniobras y artificios para perpetuarse en él.
Pues son formados en escuelas extranjeras donde predomina este pensamiento. Lo
triste es que uno de esos artificios, es el servilismo por el que se someten a intereses de sociedades foráneas,
que les imponen ridículas condiciones
que atentan contra las inmensas mayorías de personas a quienes supuestamente
ellos representan.
Al
analizar la situación de los Derechos humanos
en la actualidad en Colombia, no se necesita ser un sabio para
comprender la realidad.
Pongamos
como ejemplo el Derecho a la vida. ¿Cómo puede ser respetado el derecho a la
vida en una sociedad históricamente violenta y
a donde prevalece al interior del inconsciente de la inmensa mayoría de
la comunidad, el discurso impuesto por los medios de toda clase, afines al poder?, en una sociedad donde los
gobernantes han abusado del poder, empleando como instrumento las fuerzas
militares, creando fuerzas paralelas como estrategia para evadir
responsabilidades ante la nación y ante el mundo.
Donde
nunca se ha utilizado el dialogo civilizado
para resolver los conflictos comunes a una sociedad.
Es
muy común escuchar y ver como se suceden actos de irrespeto al derecho a la
vida, madres que abandonan sus hijos en un basurero, gente que por la pobreza o
por la descomposición social, cae en la desgracia de la indigencia donde
termina su vida; atentados de toda clase donde pierden la vida las personas;
los llamados falsos positivos, que en realidad son ejecuciones extrajudiciales realizados
por fuerzas del estado; y por qué no nombrar también, el sistema de salud
colombiano, que corroído por los intereses particulares se convirtió en una
poderosa máquina de muerte.
De otra
parte, al referirnos al derecho de la igualdad, este solo está consagrado en el
papel, porque en hecho real nos damos cuenta, que la sociedad colombiana otrora
clasificada en: clase alta, clase media
y clase baja, y ahora clasificada en: estrato alto, estrato medio, estrato bajo
y la inmensa mayoría de colombianos que viven en la pobreza y extrema pobreza “indigencia”.
O que sean clasificados con parámetros creados por una sociedad corrupta de
acuerdo a: edades, belleza, afiliaciones políticas, por posesión de bienes económicos, por profesiones y hasta por
las ubicaciones geográficas en campos y ciudades, nos dan cuenta de un hecho real
y contundente de que este derecho no se
respeta en la sociedad colombiana.
Al referirnos
al derecho de lo otro no humano “La Madre Tierra” la Constitución Colombiana
carece disposiciones constitucionales verídicas que conduzcan a interiorizar en
las conciencias de los seres que la habitan, la importancia de respetarla y protegerla. En tal
sentido lo único que se encuentra explicito en el articulado de la constitución
y más exactamente en el artículo 79 es: “Todas las personas tienen derecho a
gozar de un ambiente sano. La ley garantizará la participación de la comunidad
en las decisiones que puedan afectarlo.
Es deber
del estado proteger la diversidad e integridad del ambiente, conservar las aéreas
de especial importancia ecológica y fomentar la educación para el logro de
estos fines” y en el artículo 80: “el
estado planificará el manejo y aprovechamiento de los recursos naturales, para
garantizar su desarrollo sostenible, su conservación, restauración o sustitución.
Además,
deberá prevenir y controlar los factores de deterioro ambiental, imponer las
sanciones legales y exigir la reparación de los daños causados.
Así mismo,
cooperará con otras naciones en la protección de los ecosistemas situados en
las zonas fronterizas”.
Artículos
que no se cumplen; pues los gobiernos de turno, lo único que han hecho es
destruirlo, entregándolo en uso y abuso a empresas extranjeras que los han
aprovechado al máximo, convirtiéndolos en zonas improductivas en algunas ocasiones
y en otras, en zonas desérticas. La biodiversidad del territorio colombiano,
está siendo afectada por el mal uso de las tierras y de sus recursos naturales;
se destruyen las montañas indiscriminada
mente para implantar los monocultivos; como son los casos de la palma africana
y los cultivos que se conocen como ilícitos.
Es lógico
que si se atenta contra los ecosistemas, se destruye de por sí el recurso más valioso
para la vida en el planeta: el agua; y por
ende toda la biodiversidad es decir, los
derechos de lo otro no humano.
Entonces,
podemos concluir que en Colombia, no se respetan los derechos del ser, los
derechos del otro y mucho menos los derechos de lo otro no humano “La Pacha Mama”.
Que es
evidente que la Constitución política de Colombia, no obedece a los verdaderos
intereses y necesidades que conlleven a la construcción de una nación integral,
que respete los derechos humanos y los derechos de la Madre Tierra, que en realidad es nuestro
hogar.
BIBLIOGRAFÍA.
Constitución
Política de Colombia. (1991). Edición
actualizada. (2010).
Huanacuni
M, Fernando. (2010). Buen Vivir/ Vivir Bien.
No hay comentarios:
Publicar un comentario